Fuente: www.ticbeat.com/
¿Te imaginas a un robot gestionando tus ahorros? Esto es lo que hacen los robo advisors, una forma de asesoría automatizada que intenta hacerse un hueco en la nueva banca digital. Aunque tiene defensores y detractores.
¿Confiarías a un robot la gestión del dinero para tu jubilación, o de tus ahorros? Esto es lo que hacen los robo advisors, robots asesores que, a partir de algoritmos,pueden gestionar las carteras de inversión de los clientes de las entidades financieras, y que empiezan a integrarse en la banca digital o fintech.
Aunque este modelo de asesoría automatizada aún no se ha extendido, ya genera debate dentro del sector porque empieza a mover cifras contundentes, en gran medida por el abaratamiento de costes que supone.
Por ejemplo, en Estados Unidos hay empresas que desarrollan plataformas automatizadas que han amasado 5.3000 millones de dólares, como es el caso de las startups Betterment y Wealthfront o la empresa Schwab.
Entre los argumentos que esgrimen los defensores de los robo advisors o la asesoría automatizada, está el de la democratización del sistema financiero. Hasta ahora los clientes más habituales de este tipo de servicios tenían capitales elevados (activos de inversión por valor de más de un millón de dólares), pero al automatizarse, los costes se reducen y por tanto es posible llegar a más gente y con patrimonios diferentes a través de internet.
Los hay quienes incluso opinan que los robo advisors no tiene por qué limitarse a la asesoría, y que inviertan con el activo de los clientes. Sería una manera de automatizar los procesos y así eliminar ciertas responsabilidades que tienen las entidades en los contratos con los clientes.
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Pero para ello primero deben tener toda la información posible en sus plataformas automatizadas y evaluar todos los activos. ¿Y si el cliente no los aporta? Esto no es una cuestión nueva, ya que los asesores tradicionales llevan tiempo haciendo frente a esta circunstancia. Pero tratándose de robots, es difícil que pregunten sobre el dinero que el cliente tiene guardado en otro sitio, lo que distorsiona aún más su situación financiera real.
Este no es el único inconveniente que le ven al sistema de automatización algunos especialistas. Sus detractores creen que detrás de ella hay un intento claro por parte de las entidades financieras de zafarse de algunas de sus responsabilidades en los contratos con los clientes.
Además del trato “personal” que puedan dar estas máquinas, que también ponen en duda.
En lo que sí coinciden todos los especialistas es en la necesidad de una regulación clara, que defienda los intereses de los clientes y delimite las responsabilidades de las empresas, y además pronto, antes de que el modelo siga creciendo.
La consultora Aite Group prevé que los robo advisors recauden cerca de 285.000 millones de dólares en 2017. Una cantidad importante, pero que resulta irrisoria si la comparamos con los 20.000 millones de dólares de activos de inversores minoristas que manejan las principales firmas de corretaje y las sociedades de inversión registradas.