Fuente: Marisa Cominetti para Nextchanel.cl
La nueva Asociación Chilena de Financiamiento Colaborativo está liderada por un directorio compuesto por José Antonio Berríos, Nicolás Shea y Mario Ortiz, donde también participa como consejero un representante del Ministerio de Economía.
El crowdfunding o financiamiento colectivo se ha transformado en una eficaz herramienta para captar recursos en el creciente mundo del emprendimiento y la innovación a nivel global. Hoy en día, cada vez existen más plataformas y proyectos financiados por esta vía, algo que supone una nueva revolución en todos los sectores relacionados con la necesidad de capital. Y Chile no es la excepción. En menos de cinco años son varias las opciones que han surgido y si bien algunas han desaparecido, otras siguen vigentes y con buenos resultados. Este escenario es el que llevó a las tres principales plataformas a constituir en el país la Asociación de Financiamiento Colectivo, Afico. Se trata de Cumplo, Broota y Becual, quienes este año plasmaron formalmente una idea que venía dando vueltas en la industria desde fines de 2014.
José Antonio Berríos, cofundador de Broota, cuenta que en enero se ganaron un fondo Corfo para constituir la entidad y actualmente están en proceso de búsqueda de un director ejecutivo a través de Pegas con Sentido. El directorio, en tanto, está compuesto por Berríos, junto con Nicolás Shea de Cumplo y Mario Ortiz de Becual, y donde también participa como consejero un representante del Ministerio de Economía. La intención, además, es incorporar al BID como consejero, para lo cual ya están en conversaciones con la organización internacional, que según Berríos los ha apoyado desde un principio en la creación de esta asociación. «La idea es que haya entidades externas que sean partícipes de la Afico y de esa manera tener voces de afuera».
Difundir y autorregular la actividad
El trabajo en estos primeros meses se centrará en establecer las bases de la Afico para que así otras plataformas se vayan sumando a la iniciativa, la que tiene por objetivo difundir, educar y autorregular la industria de las economías colaborativas. «La meta es que exista una entidad que sea independiente de cada uno de los partícipes y que vele porque las economías colaborativas y el crowdfunding se den a conocer como opción de financiamiento, que la gente entienda y conozca los riesgos y beneficios de los distintos tipos de mecanismos», dice Berríos.
Por el lado de la regulación, señala que la actividad es bastante nueva y por ello se necesita establecer un marco legal que la norme. Agrega que en el gobierno han estado trabajando en eso, pero también es necesario que las mismas plataformas trabajen en la autorregulación, que ellas mismas se pongan de acuerdo sobre ciertos marcos en los cuales van a operar. «Lo que queremos es que esto no quede en el aire, sino que exista un marco legal bajo el cual las plataformas se tienen que regir y evitar así fraudes, porque si este existe se va a dañar todo el ecosistema de las economías colaborativas».
Para ello, agrega Berríos, lo mejor es ir generando casos de éxito y demostrar así que es una herramienta que se utiliza y que permite que proyectos crezcan, contraten empleo y se internacionalicen. Pero también se requiere que cada plataforma manifieste de manera textual y clara que quienes invierten pueden perder su capital o bien aumentar su apuesta inicial.